El deseo es caprichoso. Todo lo quiere. Y ya. Demorarlo es una manera de disfrutarlo más en la angustia de su consecución. Denegarlo es abortar la voluntad camino de la frustración. Sin embargo...cumplirlo, satisfacerlo, consumar el deseo...no hace sino horadar el ansia para otro deseo más. Un agujero negro de vacío absorbente para otro deseo que llevarse en cuerpo y mente.
Deseaba escribir esta tautología, este topicazo, ahora mismo, ya. Y sí, ya está, ya lo he hecho. Pero...quiero más. Si me hubiera seguido demorando y merodeando a través de la idea y la sensación, tal vez me hubiera cansado o hubiera llegado a la conclusión de que no valdría la pena ni "guardar cambios" ni "publicar entrada". Sí, me lo hubiera denegado, de pleno, entonces no lo habría hecho y ahora no estaría escribiéndolo, ni tú leyéndolo. Al final, consumado y consumido, aquí está lo que antes estaba...¿Y ahora tú también quieres más? ¿Qué desea tu deseo?
Frente a la insatisfacción permanente del deseo voraz, conservar lo que se tiene, para bien o para mal. Si se tiene porque fue deseable, seguirá siéndolo de una u otra manera, aunque sólo sea por el mero hecho de conservarlo. Si se conserva algo que no se deseaba, entonces, en el fondo, es un deseo de conservación, pero deseo al fin y al cabo, de que ese no-deseo encuentre sustitución...
Desear tanto como la voluntad de poder de un martillazo nietzscheano. PUM!!!
A la postre conservar tu insatisfacción confiere carácter muy a tu propio pesar.
"Para unos el mundo es un cachorro que suplica que jueguen con él, para otros es un pitbull que saltará a la yugular en cuanto un descuido se lo permita"...
¡Es tan fácil que todo se nos vaya de las manos!
Mi deseo es desearte sin pensar en los daños colaterales.